Friday, November 10, 2006

Titular: La Urbana pondrá cepos a las bicis mal aparcadas

- Dime "Tomi" ¿dónde te criaste? - le pregunto mientras le levanto el trasero delicadamente y le subo los pantalones.

- Soy gallego - dice con voz de sueño- de la costa- se percata que le miro con mueca de duda- El segundo cajón de la derecha dice señalando a un mueble que hay detrás de mí apenas sin poder levantar el brazo. Saco un par de calcetines del cajón y se los pongo.

- Ponme otro par. Estos días está refrescando...

Durante el almuerzo yo voy como loco de un lado a otro intentando satisfacer todas sus necesidades. Tiene tantas (o es incapaz de hacer tantas cosas) que no tengo tiempo ni de sentarme tranquilo en la mesa para almorzar.

- ¿Dónde irás hoy?- le pregunto interesado por saber si le voy a tener que volver a ayudar a sentarse en el retrete.

- Tranquilo que tu trabajo acaba aquí hasta la noche. El resto del día ya me espavilaré -lo noto seco y asqueado, supongo que no ha tenido muy buen despertar o tal vez esté incómodo por que le tenga que hacer todo. Es como si le estuviera recordando constantemente lo evidente. En un fallo de cálculo muerde una tostada y ésta se parte y cae al suelo. Decido no acudir a buscarla para metérsela en la boca, al fin y al cabo no es un crío. Se heca un silencio incómodo. Tengo esa sensación de que es como si tuviera la cara pintada o un moco asomándome por la nariz y nadie se atreviera a decir nada. Me mira fijamente - ¿Me la recoges o tengo que comérmela desde aquí a lenguetazos?

- ¿De donde sacaste esta mesa tan alta? - le pregunto estando debajo de la mesa, buscando la tostada en la oscuridad que ofrece un largo mantel.

- La tuvieron que hacer a medida. No sé si ya te lo había dicho, pero no sale a cuenta estar en una silla de ruedas- la mesa es, como mínimo dos palmos mas alta de lo habitual, altura suficiente para que Tomás pueda reposar sus brazos sobre ella y así poder comer casi como una persona de a pie- tengo amigos que comen con una bandeja sobre sus piernas, pero yo no puedo levantar tanto el brazo ni inclinarme lo suficiente como para poder comer a gusto. Además, es un gustazo poder comer cereales sorbiéndolos con la cara hundida directamente en la leche. Voy a mear.

Una ventaja que descubrí ayer noche es que para mear no necesita mi ayuda. Lo hace sentado en la silla y utiliza una caña de bambú cortada a lo largo a modo de puente. Gracias a dios. En cambio cuando tiene que... Bueno, da igual.

- Dame la carpeta que hay sobre la mesa con todo lo que hay encima- encima de la carpeta había un teléfono móvil, un monedero, un Ipod, un paquete de cleenex y una bolsa verde llena de cupones de la once. Al ponerle la carpeta sobre las piernas Tomás empieza a "guardarse" las cosas en sitios que siempre van a estar a su alcance, es decir, junto a sus piernas o bien en la entrepierna. Una vez colocado todo en su sitio me mira y me dice que le ponga los auriculares del Ipod y el gorro de invierno- Pues ala, que te follen y hasta luego- me dice mientras cruza la puerta.

Me quedo un poco trastocado por el comentario de que me follen, pero a lo mejor ésa es su forma de desearme un buen dia. Acabo de almorzar tranquilamente y salgo a la calle deseando que vaya bien la entrevista que tengo dentro de media hora en la otra punta de la ciudad. El optimismo se me va en un suspiro cuando veo que ante el portal de casa, donde anoche até la bici a una papelera hay un policía toqueteándola.

- ¿Algún problema?- le pregunto cuando consigo cruzarme con su mirada. Le había puesto una especie de artilugio, o pitón, o "U", pero mas sofisticado y con el símbolo de la guardia urbano en un lado que une la rueda con el cuadro de la bici.

- La nueva ordenanza municipal de civismo- dice con voz corrupta y chulesca- prohíbe expresamente el estacionamiento de una bicicleta en cualquier lugar que no sea un párquing de bicis o una farola.

- Entiendo... - digo pensativo- No lo entiendo ¡es mi puñetera bici!
- No hasta que no pagues la multa de sesenta euros -dice el policía con cara de satisfacción
- ¿Sesenta euros? ¡Pero si casi es lo que me costó la bici!
- Eso explícaselo al alcalde, a mí no me hinches la cabeza - dice dándome un papel donde se describía la bici y especificaba en que cruce de calles se encontraba "retenida temporalmente". Al final de todo ponia "60€".
- ¿Algún día multarán a algún crío por jugar a pelota en un parque o eso por el momento está bien visto por nuestro señor alcalde? - le digo instantes antes de que me dé la espalda y se vaya caminando calle abajo en plan "fiebre del sábado noche".

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